Oniriásis - Sed
Tengo un poquito de calor. Estoy en la sala de mi casa en Los Teques. Provoca oír música. Busco entre mis acetatos. Quiero oir Betelgeuse Mix I. Es raro, pero todas las carátulas son de orquídeas y animales. Y se mueven, como si fueran videos reproduciéndose en pantallas LCD, que no están conectadas a nada. Olvídalo. Nada que ver. Déjate de vainas. Esos no son mis acetatos. Mejor salgo a la calle. No hay nadie en casa. ¡¡Mamá!! ¿Mamá? Mamá no está en casa. Papá trabaja a esta hora. La casa está vacía. ¿Y los gatos y los perros? Que raro. Ya no vivo en Los Teques, no sé qué hago aquí. Estoy como en Los Teques pero no es Los Teques. Cuando salgo a la calle y volteo a ver mi casa, veo una calle larguísima. Los edificios en ambos lados se queman a lo lejos. Hace un día de playa, con el cielo azul muy brillante. El humo de los incendios hace figuras algodonadas de color gris y negro en el cielo. Son caras y cuerpos. No, gracias. Camino en dirección contraria. No hay carros. Las calles están desiertas. No hay nadie. Tengo que buscar una parada de autobús o el metro, aunque sea. Pero esta ciudad no es Caracas. No reconozco nada. Parece como la ciudad del video juego Payback.
Quiero un heladito. No quiero caminar más. Tengo mis zapatos de paseo. Esos que son como de gamuza negra y que usaban los skaters antes de que Abril Lavigne entrara al kinder. Estoy en una calle recién asfaltada, pero el asfalto es verde. Verde fluorescente, como las licras de los ochenta. Tengo calor. Hay una mata creciendo en la base de un semáforo, en una esquina. Es amarilla y se mueve raro. De cerca no parece una mata pero tiene hojas. Es como atigrada. Es como un gatico. Observándolo detenidamente mientras se estira, se encorva y se acurruca, se vuelve una esfera cristalina. Se convierte en un huevo de Bagre. Con el pececito dentro, moviéndose. Con la parte amarilla esa con venitas, que es como la yema, pero que se va encogiendo mientras mas se desarrolla el pez. Mi abuela preparaba huevas de bagre asadas. Del huevo sale una voz. Me pregunta algo que no entiendo. ¿Qué? - pregunto. Yo te conozco, tu eres el que siempre le da monedas a los mendigos frente a la fundación Bigott, en Los Cortijos - me dice. ¿Que? - digo, aterrorizado. Sus ojos fulguran diabólicamente. Su cara es la de mi papá. Es mi papá, el día en que me compré mi violín con el dinero que había ahorrado en la pasantía del bachillerato, como dibujante técnico. Doy varios pasos hacia atrás y la cara de mi papá aparece en la foto del carnet de la compañía donde hice la pasantía. ¡TU SIEMPRE ANDAS GASTANDO EL DINERO EN PENDEJADAS! - grita. Le doy la espalda y corro. Corro burda de lejos. Me levanto de la carretera con los brazos abiertos y vuelo.
Vuelo sobre la ciudad. Los edificios son como arboles. Estoy en la ciudad, pero como que no estoy en ella, sino como que en algo, como que es como que un bosque. Tengo calor. Ha oscurecido. Tengo miedo. Se siente húmedo. Los arboles son altísimos, pero no quiero ver hacia arriba, ni a los lados. Me da miedo. Caminaré para salir de aqui. Se oye un carrito de helados. Tilín-ti-lintin ti-tilin-tilin. Va con su cancioncita de Tio Rico. Tilin-tilín-tin tilín tílin. Si lo consigo me compro un heladito y asi me acompaña, porque tengo miedo. Quiero uno de esos que era de Naranja por fuera y mantecado por dentro. No me acuerdo como se llamaban. Suena más cerca el carrito. Tilin-tilin-tin tilin tilin. Estoy cerca. He llegado a un manantial. Se oye el canto de unos sapitos. ¿Donde está el carrito? Por aquí no es posible que pasen carros. No se ven luces ni calles. Son arboles y arboles, de lado a lado de la corriente. El arroyo tiene piedritas grises y redonditas, y el agua va sonando rico, como un tecladito Casio. Yo tenía uno que sonaba asi. Como burbujitas. Synth-Pad 12 o algo asi. Tengo calor. Voy a tomar agua. En sus orillas hay alguien. Está vestido de blanco, como con una sábana. Es una mujer. Se levanta. En su cabeza, bajo la sabana, brillan dos pequeños bombillos rojos. Rojos. ROJOS. CORRO DURISIMO. ¡NOO! ¡NOOOO! ¡AUXILIO!
Abro los ojos. Él está sentado junto a mi, en la cama.
Estás sudado, mi amor - me dice. ¿Como te sientes?
Mejor. Tocame para ver si aun tengo fiebre - digo, con los ojos cerrados.
Si, aun tienes un poco. Sigue durmiendo - me dice.
No, no tengo ganas de seguir durmiendo. Tráeme agua, porfa. Fría. Gracias, mi amor.
TecBear [09-FEB-2004]
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Quiero un heladito. No quiero caminar más. Tengo mis zapatos de paseo. Esos que son como de gamuza negra y que usaban los skaters antes de que Abril Lavigne entrara al kinder. Estoy en una calle recién asfaltada, pero el asfalto es verde. Verde fluorescente, como las licras de los ochenta. Tengo calor. Hay una mata creciendo en la base de un semáforo, en una esquina. Es amarilla y se mueve raro. De cerca no parece una mata pero tiene hojas. Es como atigrada. Es como un gatico. Observándolo detenidamente mientras se estira, se encorva y se acurruca, se vuelve una esfera cristalina. Se convierte en un huevo de Bagre. Con el pececito dentro, moviéndose. Con la parte amarilla esa con venitas, que es como la yema, pero que se va encogiendo mientras mas se desarrolla el pez. Mi abuela preparaba huevas de bagre asadas. Del huevo sale una voz. Me pregunta algo que no entiendo. ¿Qué? - pregunto. Yo te conozco, tu eres el que siempre le da monedas a los mendigos frente a la fundación Bigott, en Los Cortijos - me dice. ¿Que? - digo, aterrorizado. Sus ojos fulguran diabólicamente. Su cara es la de mi papá. Es mi papá, el día en que me compré mi violín con el dinero que había ahorrado en la pasantía del bachillerato, como dibujante técnico. Doy varios pasos hacia atrás y la cara de mi papá aparece en la foto del carnet de la compañía donde hice la pasantía. ¡TU SIEMPRE ANDAS GASTANDO EL DINERO EN PENDEJADAS! - grita. Le doy la espalda y corro. Corro burda de lejos. Me levanto de la carretera con los brazos abiertos y vuelo.
Vuelo sobre la ciudad. Los edificios son como arboles. Estoy en la ciudad, pero como que no estoy en ella, sino como que en algo, como que es como que un bosque. Tengo calor. Ha oscurecido. Tengo miedo. Se siente húmedo. Los arboles son altísimos, pero no quiero ver hacia arriba, ni a los lados. Me da miedo. Caminaré para salir de aqui. Se oye un carrito de helados. Tilín-ti-lintin ti-tilin-tilin. Va con su cancioncita de Tio Rico. Tilin-tilín-tin tilín tílin. Si lo consigo me compro un heladito y asi me acompaña, porque tengo miedo. Quiero uno de esos que era de Naranja por fuera y mantecado por dentro. No me acuerdo como se llamaban. Suena más cerca el carrito. Tilin-tilin-tin tilin tilin. Estoy cerca. He llegado a un manantial. Se oye el canto de unos sapitos. ¿Donde está el carrito? Por aquí no es posible que pasen carros. No se ven luces ni calles. Son arboles y arboles, de lado a lado de la corriente. El arroyo tiene piedritas grises y redonditas, y el agua va sonando rico, como un tecladito Casio. Yo tenía uno que sonaba asi. Como burbujitas. Synth-Pad 12 o algo asi. Tengo calor. Voy a tomar agua. En sus orillas hay alguien. Está vestido de blanco, como con una sábana. Es una mujer. Se levanta. En su cabeza, bajo la sabana, brillan dos pequeños bombillos rojos. Rojos. ROJOS. CORRO DURISIMO. ¡NOO! ¡NOOOO! ¡AUXILIO!
Abro los ojos. Él está sentado junto a mi, en la cama.
Estás sudado, mi amor - me dice. ¿Como te sientes?
Mejor. Tocame para ver si aun tengo fiebre - digo, con los ojos cerrados.
Si, aun tienes un poco. Sigue durmiendo - me dice.
No, no tengo ganas de seguir durmiendo. Tráeme agua, porfa. Fría. Gracias, mi amor.
TecBear [09-FEB-2004]
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1 opiniones:
Flesh << ¿Buñuel? Nah.. ¿Tu crees? Gracias por el halago :)
Bandido << pasé por tu blog, bandido :D
Iria << Me alegra que te haya gustado. Si la narración fue lo que te llamó la atención, te recomiendo esto y esto otro. Gracias por el link directo en tus Espacios Abiertos :)
Scott << ¡Epale! Gracias por la referencia en tu nuevo superblog :) ¡Que envidia! Jejeje. No, no soy de Los Teques. Mis padres se mudaron para allá cuando yo era pre-adolescente y yo me volví a mudar a Caracas despues de los veinte.
¡Gracias por los comentarios!
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