Voy en el Metro a almorzar. En el CC City Market hay un sitio de comida fusión peruano japonesa. El chupe es divino y los rolls California también, pero la ensalada de
Wakame no es tan buena. En las ventanas del vagón del tren hay como ¿televisores? y en uno están pasando lo que quiero comer. Qué extraño. El vagón no tiene puertas y se ven las paredes y las instalaciones eléctricas del túnel pasando a alta velocidad. De verdad es extraño. El metro está cada vez peor. Me acerco a la puerta para salir más rápido cuando lleguemos a la estación, y el túnel no tiene pared a la derecha. Es la vista a un valle, como si realmente estuviera en un tren que va pegado al acantilado de alguna montaña. En el borde de la vía hay arboles de hojas amarillas.. Como de plumas de pollitos. Me acarician mientras observo el valle. Calienticas y suavecitas. En el fondo del valle corre un río pedregoso con pozos y cascadas. Se parece a la quebrada de Los Chorros. Tengo mucha hambre. No sé donde estoy.
Estación Sabana Grande - dice el audio del vagón. Si, claro. Esta vaina de verdad que va de mal en peor. Me bajo porque tengo que buscar qué comer pero no sé como voy a hacer para volver a casa. El tren se va y desaparece en un túnel. Cerca, hay unas casitas con gente matando pollos. No tienen cara y usan unos gorros curiosos, como de invierno. El piso frente a las casas está mojado en sangre, con camarones, pulpos y cangrejos brincando o ahogándose o ¿Guácala? ¿Qué es esto? ¿Será para preparar el chupe de camarones? Me acerco a una de las personas y no tiene cara. Lo pienso un poco antes de hablarle.
Yo no voy a comer de esos mariscos en el piso.. Llenos de sangre - digo evitando verle la cara.
¡Aquí lo único que nos vamos a comer es el culo tuyo! - me grita violentamente. Alguien me sujeta por atrás, y el hombre sin cara empuña su cuchillo de matar pollos hacia mí. Forcejeo con horror tratando de zafarme.
¡Malditos, suéltenme! - les grito.
¡Auxilio, que alguien me ayude!.
Veo una figura parecida a mi, con alguien sujetándolo por atrás y otro golpeándolo por delante. Lo recuerdo. Fue el día en que me cayeron a coñazos
1 en el bachillerato, por ir con una franela rosada y el cabello peinado como una chica. Cada vez que alguien usa el argumento de que los gays abusan de los niños y por eso merecen ser asesinados, recuerdo ese día y me pregunto que pasa con los niños maricos ¿Quién los defiende a ellos? ¿Quién le dice a los homofóbicos que está mal abusar de niños? Uno de los golpes le hace exhalar a la figura parecida a mi, una bocanada negra, como de ollín de tubo de escape, que se va volando y se va concentrando en otra figura, cerca de una casa. Cuando se forma completa es una silueta humana. Tiene aspecto siniestro y me da miedo. Nos observa.
Está vestido de negro y tiene la piel de la cara con escamas y cerdas, como las de una mariposas nocturna. Los ojos muy negros, hasta la esclerótica es negra. Es fornido. Es fuerte. Es valiente. Es un hombre. Soy yo mismo, que he venido a salvarme. Corre furioso hacia nosotros y golpea a mi agresor hasta que lo hace sangrar. Quien me sujetaba trata de escapar, pero tambien lo golpea humillándolo horriblemente, hasta que lo desmaya. Cuando termina, voltea a verme, pero ya no soy yo. Me sonríe. Me abraza.
¿Hola primito, como estás? - me dice.
Es Memo. Es mi primo Memo. Se llama Ernesto, pero desde niño lo llamo Memo.
¡Memito! - grito. Lloro de la alegría. Memo me defendía y me cuidaba cuando éramos niños. Prefería jugar con él que con cualquiera otro niño, pero después de que lo retiraron de la escuela dejamos de vernos frecuentemente y nos perdimos el rumbo. Memo no era buen estudiante. Nos vamos del valle de los pollos sangrantes y al caminar hacia las vías del metro hemos aparecido en el boulevard de Sabana Grande. Lo tomo de la mano y lo arrastro al Restaurant de Sushi, porque me muero de hambre.
Nos sentamos a comer. La luz entra por la cúpula del centro comercial y puedo ver su figura, pero como está frente a mi y de espaldas a la luz, a veces no puedo distinguir su cara.
Tenía mucho tiempo sin recordar ese episodio, Memo. Hasta lo había olvidado - le digo.
Pero cada vez es mas frecuente, ¿verdad? - me dice apuntándome con sus
hashi.
La sensación de que la gente descaradamente se siente con el derecho de llamarte maricón y agredirte.. - dice mientras disuelve la bola de wasabi en la salsa de soya.
Es cierto ¿Como lo sabes? - respondo.
Cada vez más te aceptas mucho más y eso choca - dice.
Tienes que aprender a perdonar. La gran mayoría de la gente es homofóbica. Sus padres fueron así. Están criando a sus hijos así. Y esperan que sus nietos sean asi. - dice mientras se lleva el primer roll a la boca.
¿Me estás queriendo decir que debo resignarme, y que debo aceptarlo? - digo, tratando de contener mi indignación.
No, te estoy diciendo que hay batallas que se ganan perdiendo. Hay otras que se pelean mejor desde la aceptación, que desde la negación. ¿De verdad verdad crees que las cosas van a cambiar? - Me dice, mirando toda la gente que sube y baja por las escaleras eléctricas. Yo también los observo. Terminamos de almorzar y yo aun tengo hambre.
Nos vamos a caminar por el boulevard. Una señora pasa con su bolsa de mercado y con un poco de pollitos de colores siguiéndola, como a la mamá gallina.
Pero esos pollitos los vendían en una caja, no los ponían a caminar por el boulevard - pienso. Se pueden ensuciar o los pueden atropellar. A Memo le gustaban mucho los pollitos. Le gustaban, porque Memo está..
Memo tu estás muerto. Tu estás muerto.. - le digo. Nos detenemos y nos miramos fijamente. Me sonríe y me abraza. Se despide ondeando una mano.
Chao, primito.. Un placer volver a verte - me dice. Entra en la estación. Yo lo veo y cuando se pierde en la escalera electrica despabilo y me voy corriendo detrás de él.
Bajo la escalera eléctrica corriendo y atropellando gente. Al llegar al nivel de los torniquetes no puedo reconocer la estación. Es gigantesca y hay gente caminando, saliendo y entrando por muchos accesos. Sabana grande solo tiene cuatro y un gran pasillo que comunica el ala este con la oeste.
¡Memo! ¿Donde estás? - grito. Vuelvo a sentir a alguien sujetandome por la cintura, desde atrás.
¡No, sueltenme..! ¡Memo, Memo! ¡No te vayas!..
Abro los ojos. Toso un poco. Estoy algo resfriado y ronco. Me descobijé mientras dormía y seguramente el aire acondicionado me resfrió. Huele a lluvia. Tal vez llovió anoche. Él me tiene abrazado desde atrás por el abdomen. Mi horror se ha disipado y se ha trocado en ternura. Pongo mi brazo sobre el suyo, mientras siento su aliento en mi cuello. Mi celular vibra y bulle de mensajes en WhatsApp, FB y #soundtracking. Quiero tomar té verde bien caliente y desayunar. Me muero de hambre.
TecBear [12-ENE-2006]
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1 caer a coñazos. v. Vzla. Slang. Golpear agresivamente. Masacrar.